No es arbitrario que las
construcciones antiguas de Huiramba me causen
una impresión agradable. Cada vez se aclaran más
relaciones que pueden fundamentar esta
sensibilidad.
Al realizar esta toma no estaba
totalmente consiente de la cualidad ecológica de
los materiales que se pueden identificar en la
imagen. Fue el color lo que me atrajo
primitivamente.
Ahora reciento la elegancia de
las ondas de las tejas, me dan ganas de tocar
esa tierra y madera. Me parece que este
detalle, esta parte de una construcción rellenan
el rectángulo de la fotografía con una sensación
de robustez reluciente.
Una parte (porque lo puedo
decir),
nos puede desconcertar; puede liberar; por
ejemplo ahora me imagino a una persona recostada
en las curvas de esas tejas.
Una parte de la parte que
sobresalía de un muro, un momento que se
conjugaba con trozos; brillo sutil de riqueza;
detalles; revelaciones de cambio,
simbiosis, cautiverio y relación.
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